EN NINGÚN LUGAR
Author: Anthony Mateo Vasquez Pizarro

PARTE INTRODUCTORIA

Mi nombre es Anthony Vásquez, soy de la ciudad de Cuenca, ubicada en el país Ecuador. Estudio mi primer año en la carrera de medicina en la universidad de Cuenca, además, tengo diecinueve años.

Espero que las personas que tengan la oportunidad de leer mi creación, generen una esperanza para un nuevo mundo. Deseo de corazón que mientras avancen con la historia, recuerden lo bueno que es vivir en un lugar donde pueden abrazar, reír, comer y hasta bailar; añorar la idea de que no todo está perdido y que en conjunto todos podemos avanzar.

Me fascina escribir e investigar sobre diversos temas que sean de mi interés, por eso he visto una gran oportunidad, en este concurso, para poder expresar de una manera concreta mi primera historia de ciencia ficción.

La narración inicia en una sociedad atormentada por momentos ocurridos en un pasado incierto, nuestro protagonista tratará de huir al conocer el verdadero pasado al cual nuestra sociedad estaba sometida. Se verá influida por aspectos muy discutidos como el caso de la religión, suicidio y aborto.

Espero una respuesta positiva por parte de los lectores, aunque tenga algunos elementos metafóricos y característicos de mi persona, estoy consciente de que a medida que avancen la lectura se podrán descifrar.

La sinceridad de la obra es pura y mantiene una estructura leal a un pensamiento democrático, es directa ante los problemas que cada país del mundo está atravesando.

 

EN NINGÚN LUGAR

- ¿Qué podemos mencionar de la historia? - las palabras de la maestra realizan un eco cada vez más lejano, prefiero almorzar en el ático que tener que escuchar una silaba más.

- que es parte esencial de nosotros, sin ella no hubiéramos llegado hasta la sociedad como la conocemos hoy en día   – la respuesta que emito suena peor que su tono satírico todas las mañanas.

- excelente respuesta compañero – una sonrisa tan grande como su hipocresía crecía de oreja a oreja.

La clase continua como siempre. Un continuo suplicio de risas y teoría sobre como nuestra sociedad ha crecido desde aquellos días de declive completo.

Cada día la intriga me supera ¿Cuál es el amenazante pasado que susurran las sombras en las esquinas de cada hogar? ¿Quién pretende aprender de este pasado que no existe, que no merece ser reconocido? ¿acaso el dolor de lo que pasó permanece merodeando los pensamientos de las víctimas? ¿Quién desearía hablar de aquellos acontecimientos? ¿Habrá algo que la religión no pueda expresar o desviar de alguna explicación científica?   

Mi garganta raspa y el corazón late con un sentido incontrolado, trago saliva y me dispongo a romper las leyes humanas que rigen nuestro día a día.

-disculpe, tengo una duda- el sudor roza mi frente y un escalofrío asciende por toda la espalda, espero no tener que articular varias palabras porque mi voz se doblaría.

- puedes continuar por favor- creo que ha notado mi expresión de fastidio, así que expreso una mejor sonrisa con una pequeña risilla para eliminar cualquier sospecha.

- mmm ¿Cuál es el pasado de nuestra civilización? - soy lo más directo que puedo

- todos ya saben eso. Hubo una gran pandemia en los años pasados que trajo consigo una gran crisis económica que devastó primero a los países subdesarrollados, y, por último, consumió de un bocado lo que quedaba de los antiguos- la compañera se sentía llena de orgullo por su respuesta llena de sarcasmo.

- ya lo sé, pero ¿Qué era de nosotros antes de la pandemia? - necesitaba respuestas.

-no necesitas saber eso para poder aprobar el curso. No es parte del estudio conocer a los cavernícolas - risas estallaron en todo el salón. Sentía como los malditos lentes me pesaban y quería gritar lo más fuerte por no poder golpearlos.

- continuaremos después de las vacaciones Uno- la sesión cerró dos minutos después.

Me saqué los lentes. Estaba dispuesto a aceptar este curso solamente si encontraba respuestas a preguntas sencillas que aun así no podía determinar. No existen libros, artículos o folletos alguno que me genere una idea del pasado efímero y relativamente distante. Deseo mantenerme en la idea de que alguien va a querer hablar acerca de ello conmigo; la verdad se siente tan cerca y relativamente inocua, no entiendo mi sentido de conservar cerca el motivo de encontrarla.

Todo este sentimiento de búsqueda incontrolada mantiene sus raíces desde aquel día en mi habitación. Cuatro paredes, dos de color intensamente gris y las otras dos de un gris un poco más ligero y cálido, un catre y un velador pequeños de un color semejante a las paredes con un diseño idéntico al de cada hogar del complejo, un gran pizarrón de corcho donde ordeno diariamente mis actividades y que en momentos suelo destruir en un arrebato de ira, un único gran armario de color negro mantiene mi ropa diaria; camisetas, pantalón, medias, zapatos, casacas, un almacén del insípido color gris. Limpiaba con esmero el perfecto suelo de baldosa blanca, macha por mancha; un pedazo negro llamó mi atención, al parecer era una pieza rota que no había percatado con anticipación. Al colocar el dedo dentro del fragmento, este se rompió completamente; minúsculos animales rodeaban un suelo lodoso. ¡maravilloso! Pensé, me encontraba encantado del horror fantástico que me producía; nervios de punta y adrenalina corriendo como un rayo alrededor de mi organismo.

Ese instante fue precioso para encontrar lo espectacular que pudo haber sido ese pasado despreciado. Me imaginé un mundo donde mi vestimenta sea color del sol o del cielo y que nadie sea capaz de juzgarme por ello, subir un árbol e intentar imitar a las aves que sobrevuelan los muros del mundo.

Mi rostro en el espejo era triste, aislado como el mundo pasado, sin imperfecciones, ni un solo vello tiene la capacidad de percutir superior a mis labios y barbilla, mucho menos en el pecho y vello púbico, soy un campo aislado de cultivo alguno. El cabello sumamente corto es lo que más me empuja hacia la locura, quisiera tener un cabello largo como mi madre, pero sin esa coleta que debe usar diariamente.

No es lo gris del ambiente, ni como la naturaleza no tiene contacto con nosotros. Enloquece el sentido en el que todos son clones en la manera de vestir, caminar, sonreír con una hipocresía, hasta el persevante corte de cabello. Llorar todas las noches me permite continuar sonriendo a la normativa estricta de cada día ¿sería el mundo pasado todo el tiempo una ley muy sólida que no debían romper nunca? Mi abuelo era la única persona que mediante sus cartas me permitía ver aquel lugar desde una perspectiva diferente a la que todos estaban dispuestos a asumir, sin embargo, existe varias preguntas que el ignoraba responder.

- ¿podrías bajar un momento? - mi madre corta mis pensamientos con una aguda y alegre voz.

Mi caminar es lento, pero intento mantener una energía positiva para que las preguntas no me lleven donde el juez nuevamente. Al llegar a la sala encuentro a mi madre junto a dos pastores que sonríen con una alegría inigualable. Quiero correr lo más rápido, ¡ahora!

-Uno ¿Cómo estás? tu madre nos ha invitado para charlar contigo acerca de nuestro Dios - quisiera poder demostrar mis emociones como ellos lo logran, sin embargo, si lo hago sería castigado de alguna manera.

- Pastores, bienvenidos- saludo con una venia e incorporo mi trágica felicidad en mis labios.

- sabes que puedes hablar con nosotros de cualquier duda que tengas, estamos para servir- sus trajes elegantes negros, como un vestido, causan en mi un escalofrío peculiar, prefiero estar así que con mi gris apagado.

- Dios es mi única respuesta- no soporto un minuto más con esta actitud. Es esto o el infierno igualmente.

- no lo dijiste ayer cuando… tu sabes, gritaste- mi madre intenta no romper en llanto

- sabes que no fue mi intención- sentía como cada palabra en el salón derrumbaba, de a poco, la credibilidad que había formado.

- Uno, no te preocupes. Sabemos que has estado comprometiendo tu integridad al intentar averiguar datos que no te envuelven- su ceja se arquea como un interrogador innato. Al notar mi parálisis completa continua- tu trabajo es solo uno, aprender lo que tu padre tenga para ti, en tu caso, sector alimento. El hijo del obrero, obrero será, el hijo del médico, médico será y así la sociedad mantiene su …-

- estabilidad – quiero regresar a mi habitación para poder cambiar mi rostro.

- perfecto, me encantaría poder verte en el culto. Poder amarte como debes ser amado- odio ir al culto. Una habitación de paredes rojas, para recordarnos la distinta que puede ser la vida con Dios, ese color la tenemos dentro de nosotros, por lo que debemos sentirnos beneficiosos de tener a nuestro ser supremo en el interior.

- claro pastor, me encantaría poder ir a escuchar a Dios un poco más de cerca – espero que el infierno no encuentre la manera de llegar a mí por lo que acabo de decir.

- te esperamos el día lunes, tenemos una sorpresa especial para ti- su tono está muy exaltado, como si estuviera muy ansioso de mostrarme esa querida sorpresa. Su expresión me causó un horror denso y cansado.

Practico toda la mañana como preparar las distintas fórmulas junto a mi padre, no es ninguna ciencia en lo absoluto para nosotros. A las diez de la mañana diariamente obtenemos cajas que contienen sobres de diferentes colores, los más básicos obviamente, y los mezclamos entre ellos con agua hasta obtener un sabor que no sea muy suave, debe mantener una característica agridulce para que el sentido de la comida no desaparezca. Estos líquidos son servidos en toda mi zona por lo que me satisface ser el único hijo de sector alimento aquí. Mi padre suele hablar demasiado suave por lo que escucharlo es muy complicado, lo dificulta más estar separados por un casi un metro de distancia. Hoy mi padre no sonríe, al igual que mi madre me preocupa que no lo haga, de lo contrario irá otra vez con el juez.

-Que hermoso día nos ha traído Dios ¿no lo crees? - ahí está, mi primera sonrisa que la expreso desde el alma. Mi padre me mira y sonríe con una lagrima corriendo por su mejilla. Me asusto e ignoro lo que acabo de ver, continuando así con mi trabajo como en todas las mañanas.

Por la tarde meditamos por cuatro horas seguidas, esperando que Dios nos perdone por los acontecimientos atroces que hicimos a nuestra tierra. Mantengo la esperanza que lo esté haciendo mejor que cuando tenía quince años, solía reírme sin parar al hacerlo, ahora no hago ni una sola mueca. A las seis de la tarde todas las pocas luces blancas de los hogares y de las calles se apagan súbitamente para iniciar con un sueño largo y profundo. Solía tomar pastillas para completar mis sueños de 13 horas, ahora me mantengo despierto, caminando alrededor de mi cuarto, mostrando el peor rostro que alguien pueda imaginar, mirando las estrellas que dibujan imperfecciones dentro de la oscura noche.

Decisión Consensuada

Las mujeres mantienen un sueño más ligero de 11 horas, por lo que mi madre inicia su día en el culto para mujeres dirigido por el templo, esencial e importante. Suelo despertar con ella, espero que salga para empezar a merodear en mi hogar. Esta mañana todo fue completamente diferente.

Su cuerpo estaba colgando y aun se balanceaba. Parecía que levitaba, hasta que noté la sabana enrollando todo su cuello; ahogué mi grito en mi antebrazo y lo mordí con fuerza para aliviar ese dolor que corría en mi corazón, mi abdomen empujó tan fuerte que solo tuve disposición a vomitar todo el horror que producía ver a mi padre intentar recuperar lo que había hecho. Él pudo sostenerse de las puntas de sus pies en el velador, aferrándose a la idea de nueva vida si Dios le permitía otra oportunidad. Corro lo más rápido hacia la sala donde presiono lo más fuerte el botón rojo; cerca del mueble encontré un papel con una escritura rápida y quebrada que me lo llevé inmediatamente al pantalón. Regreso a la habitación de mis padres, me arrodillo y me dispongo a pedir a Dios que perdone a mi padre por lo que hizo. Gracias a su debilidad, pudo soltar el velador que se aferraba; el pánico abundo en sus ojos, sus manos querían alcanzar la sabana para poder liberar su pecado. Termine mis oraciones cuando el todavía saltaba de un lado a otro.

Los pastores llegaron cuando él ya había dejado de moverse, su rostro no tenía el mismo color de siempre y esa sonrisa se había apagado gracias a una lengua salida, no quería ver sus ojos o rompería en llanto, sin embargo, me imagino su expresión de pánico y melancolía. Había pasado tan rápido que no tuve ni tiempo para imaginarme el dolor que pasó aquel cuerpo colgado de una de las vigas que él había encontrado al destruir el techo de su dormitorio.

-hiciste lo correcto hijo- el pastor me encontró contemplando a lo que quedaba de mi padre

- gracias, puedo retirarme a mi habitación- me encontraba en la deriva.

- ve a tu habitación, como sabes, contaras tres días y podrás salir – su rostro emanaba toda la tranquilidad que necesitaba en esos momentos – por cierto, no olvides que se te permite el luto.

Solo necesité esas palabras para que unos chorros de lágrimas cubrieran todo mi rostro, caminé taciturno a mi cuarto sin ver de frente a mi madre que se encontraba en shock. En mi habitación me ahogaba todo lo quería expulsar, ese terror salía como un toxico por mis ojos. Los recuerdos invadían mis pensamientos y solo podía encontrar oscuridad a mi alrededor; deseaba poder eliminar todos estos días de completa incomprensión, pero no de esta manera. Me levantaba todas las noches con sudores extensos y gritando a mi padre hasta sentir que mi garganta se rasgaba. Mi madre desde afuera de mi habitación cantaba alabanzas para apaciguar mi estadía en la amargura.

El segundo día de mi sufrimiento, me dispuse a realizar una limpieza de mi corazón expresada en el orden de mi habitación. Al recoger mi pantalón de aquel fatídico día encontré esa hoja con una letra tan quebrantada, que imaginé inmediatamente lo que iba a decir:

“Espero de corazón que hayas encontrado la hoja y que me hayas dejado ir por fin de este sufrimiento. Hijo, no te asustes, todo estará bien, porque desde hoy sabrás la verdad, para que seas un poco más libre que todos los días de tu vida.

Tu abuelo tenia veinte años cuando todo empezó. Él había mantenido la cordura dentro de mucho tiempo de encierro por una pandemia que había azotado a un mundo que, aunque estaban preparados para tiempos así, no se imaginaron lo grave que podría llegar a ser. Fueron meses hasta que todo terminó, sin embargo, lo peor era lo que estaba por venir.

Existía un protocolo de emergencia frente a la crisis económica que se enfrentaba el mundo. Lo peor ocurrió en los países subdesarrollados, aunque en la pandemia hubo rumores que algunas personas habían recurrido a los actos más atroces para sobrevivir, en la crisis de los treinta, las familias sacrificaban a sus primogénitos para mantenerse con vida, una que ya no era digan de ser reconocida; algunos tomaban la vía que yo opté y terminaban con el desconsuelo enfrentándose a la muerte, y con agallas la tomaban como parte de sus almas, para descansar en paz, aunque no sabían que habría después. Todo sería mejor que aquellos días.

La comida era tan mal administrada que las casas grandes consumían hasta dulces, mientras otros consumían sus propios desperdicios. La Tierra era una zona sin humanidad, sin Dios.

Las fosas comunes habían colapsado por lo que negaron el acceso a los camiones con cargamentos de nuestros hermanos; en las calles los cadáveres decoraban el pavimento. Al salir de las escuelas, los niños caminaban entre los huesos de sus propios maestros y de vez en cuando se disponían a jugar espadas con las tibias que se encontraban.

El calvario terminó en la época de los cuarenta cuando más de la mitad de la población se había esfumado, la naturaleza había tomado lo que el humano había arrebatado de sus entrañas. La madre naturaleza y la humanidad habían realizado las paces de una manera cruel y siniestra, así se demostró el horror que causamos reflejado a nosotros, la tierra sangraba por nuestra avaricia y nadie quería hacer nada al respecto, por lo que tomó por sus propias manos la situación, castigándonos de la manera más drástica posible para poder comprender.

Aunque ya habíamos establecido un equilibrio en la armonía de la sociedad, el miedo de padecer nuevamente el terror de tener a tus hijos muertos en tu hogar, porque no había lugar para el entierro, creó lo que conocemos ahora como nuestro hogar.

Lo que debes saber es la verdadera libertad de vivir en un lugar que, aunque necesitaba algunos arreglos en su sistema, nos permitía correr por un campo lleno de colores y disfrutar de la compañía del otro sin tener que mantenernos a cierta distancia para evitar el comienzo de un nuevo virus que pondría una nueva alerta en los pequeños poblados.

Nosotros somos la zona uno de diez zonas que giran alrededor de una capital donde se encuentra el supremo líder y todas las atenciones que tengan un carácter complejo. Esto se construyó sin la opinión de ninguna persona, solamente cedieron un hogar ya construido, e igual a los demás, a cada familia. Los que se negaban a las nuevas leyes desaparecían al día siguiente.

Solo quedaron historias del pasado que tu abuelo me contaban con afán de no decaer en el infierno que estábamos obligados a vivir. Los rumores, como el viento, recorrieron los hogares.

Cuando me enteré que tenías que ir a la sorpresa del culto, no pude soportar la idea de ver tu rostro después de ese día. Todas las noches soñaba con sus ojos de tristeza y pánico por lo que le hicieron; perdóname hijo por dejarte pasar por esto solo, sé que tu podrás hacerlo, porque eres más fuerte de lo que piensas. La humanidad no debería estar únicamente formada por seres sin nombre, llamados por números y obligados a estar siempre orando por un pecado que ya hemos pagado, necesitamos un objetivo. Alexander, tú necesitas un propósito.”

Encontré en sus escritos la ubicación de un baúl secreto enterrado entre la baldosa de su habitación. Mi madre había ya salido al templo, por lo que me armé de valor para poder entrar, alejando esos recuerdos de muerte de mi mente; esperaba que sea mi imaginación, pero aún era posible aspirar ese olor a muerte en todo ese lugar.

El baúl estaba cargado de los más bellos recuerdos, en pequeños cuadros habían podido rescatar esos instantes felicidad. Había colores por todos lados y la gente era feliz, hombres con cabello largo, mujeres con su cabello rapado, personas paseando a varios animalitos usando pantalones cortos, tenían gafas como las que uso para las reuniones virtuales, pero estas eran de diferentes colores y formas, bolitas con un hilo que flotaban por el aire, chicos tocaban los labios a otros chicos y nadie les podía decir nada en absoluto. ¡se podían tocar!, rodeaban sus brazos alrededor de otra persona y lo aplastaban contra sí mismos. 

Me pongo rojo como un tomate al ver la capacidad de los antiguos por mostrarse desnudos frente a otra persona, y una sonrisa pícara me hace imaginar si yo hiciera lo mismo, mi corazón late muy rápido y me siento de alguna manera… feliz.

Un pequeño cubo gordo se encontraba en el fondo del baúl, me costó mucho hacerlo funcionar. Comenzó a sonar una canción como las del templo, pero tenía algún eco en el fondo que no podía producir una voz. En el mismo cubo había un cuadrito pequeño que mostraba a gente moviéndose. Nervioso imité sus movimientos, caí muchas veces hasta que lo logré. Decía palabras tan obscenas que solo causaba en mi un color rojo como el templo, la mayoría de esas menciones no las entendía, pero en el cuadradito estaban varias personas con muy poca ropa y se tocaban mucho que me generaban una idea. Reía, me movía de un lado a otro hasta que mis piernas temblaron de lo cansado que me sentía.

Al llegar mi madre tuve una reacción instantánea y en una milésima de segundo ya había guardado todo. Como ya habían pasado tres días se colocó guantes y mascarillas, y se dispuso a cortar mi cabello.

-madre estas triste por la pérdida de mi padre- aunque su técnica de sonrisas haya mejorado con los años, no me puede ocultar su desesperada amargura.

- Para nada, él será perdonado el día de mañana en su sepultura y podremos continuar con la compañía de Dios en nuestro hogar-  el blanco de sus dientes crea en mí una calma innata.

Fueron pocos los minutos que pude aguantar y pase mis dos brazos alrededor de la cintura de mi madre y la estruje contra mi pecho. Ahí estaba yo, sentado, en un pobre intento de contacto con su cintura, mientras ella estaba aún perpleja, apreté mucho más; sus lágrimas resbalaron lo más rápido y empezó a forcejear para que cediera su libertad de mis brazos, no iba a permitir que lo hiciera.

-suéltame, ¡ahora! - estaba muy asustada y lloraba como los días de lluvia - es una orden Uno- no quiere ser parte de esto, así que empieza a gritar.

No me doy por vencido e intento gritar más duro que ella. Por el cuidado de que los vecinos escucharan, por fin se tira al suelo, yo hago lo mismo sin soltarla … nos quedamos callados. Después de varias horas también me rodea y presiona. Mi llanto es evidente igual que el de ella.

El cielo ha tomado su contextura negra de todos los días y nosotros no nos hemos permitido soltarnos, ahora quiero reír lo más fuerte que puedo, sin embargo, mi madre toma la iniciativa hasta que los dos ya no podemos más, me duele el estómago, pero no puedo parar.

Sorpresa Especial

- ¿hay alguien? - tocan la puerta como si la quisieran tumbar. Habíamos pasado toda la noche entrelazados que no nos dimos cuenta que ya era la mañana siguiente. Como un rayo nos alistamos, y con la excusa de mi corte de cabello atrasado, llegamos un poco tarde al templo.

Mi mañana había sido maravillosa hasta que llegamos al templo. Una triangulo enorme de color gris se elevaba desde el pavimento, una puerta color rojo intenso me dio entrada para ver el ataúd blanco entre las paredes rojas con blanco que decoraban el templo.

Un ataúd con plantas negras lo rodeaban, aguanté mi respiración para que el llanto no quiebre cada parte de mi ser.

-esas plantas son de afuera… del muro – en todos los sepelios no tuve esa interrogante.

-Son falsas. Las de afuera son mejores- sonríe con la mayor felicidad.

Fueron horas de fingir que me encontraba de maravilla, pero mantenía las ganas de vomitar en un lugar distante y oscuro de mis pensamientos. Solo bastó un instante para que el recuerdo de mi padre ingrese nuevamente en mi cabeza, sus pies hinchados y un tinte de oscuridad en la punta de todos sus dedos. Al terminar la celebración llevaron a mi padre al crematorio.

-Uno, lamento encontrarnos en estas circunstancias, pero la gran sorpresa no puede esperar un minuto más- creo que la única persona emocionada de la extravagante sorpresa era el pastor.

Al parecer en el templo existía un piso subterráneo que todos los mayores estaban enterados, caminamos por varios túneles para poder llegar hasta allá, túneles de paredes negras y con muy poca iluminación se alzaban a unos dos y medio metros de altura con apenas un metro de ancho. Aunque mi padre mencionó en la carta algo sobre lo que sucedería, nada me tenía preparado para la consternación de aquel lugar.

La habitación enorme era muy distinta a los túneles, lo blanco que podría llegar a ser me atormentaba y mareaba. Ese sentido incandescente que producía en mis ojos, poco a poco fue disminuyendo, hasta que mi consciencia se vio enterada de la situación.

Estaban ahí cinco personas vestidas de una túnica blanca que no había visualizado en ningún evento anterior.

Sus caras estaban tapadas con alguna especie de rostro montado que no tenía ojos, nariz ni labios; completamente blanco. Podía escuchar como sollozaban en la profundidad de su segunda piel.

-esas mascaras no deberían asustarte- creo que ahora el pastor puede adivinar mis pensamientos.

Varios jóvenes llegan al gran salón por el mismo túnel, en realidad yo no había escuchado que alguien estuviera detrás de mí.

-nos reunimos el día de hoy para dar gloria al señor por lo que nos ha permitido lograr como humanidad. Agradecido por mantenerme un día más con vida frente a la adversidad que aguarda presurosa mi salida del refugio que junto a Dios he logrado crear- todos oramos al unísono el juramento aprendido desde niños-  solo seremos Dios y yo en este mundo que necesita ser purgado por sus pecados, obedeciendo las leyes infringidas en mi poder; el hijo del obrero, obrero será, el hijo del médico, médico será y así la sociedad mantiene su estabilidad con el legado de mi sangre escrito en la historia de mi bienestar.

- hermanos, nos encontramos hoy presentes para que conozcan las leyes de las que siempre hablamos, entender la importancia del mantenimiento del orden para que encuentren el camino a la madurez-  el pastor apagó su sonrisa en un suspiro y el temor de lo evidente circulo dentro de mis entrañas- las personas que se encuentran frente a ustedes el día de hoy, han cometido actos atroces contra la moralidad de nuestra sociedad y por ende tendrán que pagar el precio justo por sus pecados- Se dispuso delante la primera persona, después aproximaron una bandeja con una tela encima.

Al quitar la tela de la bandeja dejó en descubierto una herramienta larga y de metal, tomo el mango del utensilio, puso el extremo largo en la frente de la mujer. La persona sollozaba y rezaba en silencio. Me temblaron tanto las piernas por el terror que causaba en mi esa escena, me coloqué detrás del pastor para no mirar lo que estaba a punto de pasar.

-por tratar de envenenar la sed de un hombre fiel a su esposa, te condeno a una vida de pesar y miseria en las llamas ardientes del infierno- un sonido explosivo realizó un fuerte eco en la habitación.

Mis oídos dolieron como si me los hubieran golpeado con mucha fuerza, y pensé que algo había salido mal; de repente el pastor se volteó y pude admirar como en la pared blanca posterior se encontraba un estallido de sangre con pedazos de cuerpo que no podía reconocer.

Todo me sonaba como un pitido intenso que no podía desprender de mi mente, mientras el sonido aumentaba mi visión adquiría una perspectiva cada vez más borrosa. Me mantuve sereno frente a los pastores, por la aversión que causaba el pensar que harían conmigo si cometo alguna torpeza.

Llantos y gritos de desesperante pánico abrumaron como una niebla la habitación, alejándome de la idea de mantenerme cuerdo frente a un escenario de consternación extrema. Tomaron solo cinco minutos en despejar y tranquilizar a los jóvenes que me acompañaban; la masacre continua sin ningún remordimiento a hacia el arrebato de la vida humana sin piedad ni clemencia.

Acusaron de homosexualidad, promiscuidad, no temor a Dios, y hasta de no estar sometida a la autoridad de su esposo.

Cinco manchas gigantescas de sangre brotaban de la superficie perfectamente blanca; mi mirada esta perpleja en aquellos puntos para no ver los cuerpos destrozados de aquellos que algunas veces pensaron que podían ser libres en un lugar que te oprime por cualquier pensamiento que no sea el de ellos.

Después de un silencio denso e incómodo nos permitieron retirarnos a nuestros hogares. Al salir del templo el pastor se acercó con una sonrisa intimidante.

-siento mucho que tengamos que obligarlos a ver, es la única manera para que entiendan lo importante que es para nosotros mantener la armonía de la población- veo en sus ojos un sentido de piedad- ¿tienes algo que decir?

-había mucha claridad en ese lugar, deberían cambiar a una pared más blanca- creo que notó mi pequeña risa sarcástica

-así es más fácil de limpiar la sangre, ninguna gota se libra- imita mi risa al notar el trágico temor de que mi interior pinte aquella pared.

Al llegar a casa no esperé que mi madre me recibiera con mucha tristeza en su rostro

-lo que hicimos el día de ayer es un abrazo, antes lo hacíamos en secreto con tu abuelo. Olvidé como se sentía- en un segundo ya se encontraba entrelazando sus brazos y apretando lo más fuerte que puede- puedes llorar o gritar, no te preocupes, nadie puede oírte- mi llanto es como de un bebé y no puedo contener mi estabilidad respiratoria.

Mi madre no aguantó más ocultar las historias más fantásticas sobre el mundo pasado; cuando mi abuelo estaba presente todos disfrutaban los días de la mejor manera que podían, había ocasiones que contaba a mis padres sobre el pasado de la civilización. Las personas comían animales con diferentes especias y era exquisito el sabor que se podría lograr al combinarlas, aunque algunos preferían únicamente plantas, la armonía de sabores era espectacular.

Me contó que nadie sabía de las construcciones de estas zonas, solo hasta cuando ya estuvieron realizadas. Los llevaron en camiones gigantes a un cierto tipo de persona que podría contribuir genéticamente a la comunidad, los llenaron de esperanzas frente a un nuevo futuro lleno de oportunidades para todos.

En las afueras de los muros se rumoraron las comodidades que íbamos a recibir. Decidieron intentar pasar el muro, pero fueron abatidos de forma despiadada.

Cuando menos se lo esperaron, vendaron los ojos de toda la población y los subieron a naves para que cada uno se encuentre en su respectiva residencia.

-Intenté frenar tu nacimiento muchas veces- Mi sorpresa fue inmediata al interpretar las palabras de mi madre- las parejas deben estar dispuestas a tener por lo menos un hijo y como máximo tres; nos realizan un proceso de inseminación artificial. Las primeras veces fue muy complicado porque tuve que hacerlo sola con las pocas herramientas que disponía, el perchero fue la solución para todo lo que me había propuesto realizar. Evitar que mi hijo viera un mundo donde no encuentre objetivos, vació. No necesitaba decidir sobre ti, pero no quería tener que verte con una sonrisa fingida todos los días esperando que me respondieras igual, con todos tus sentimientos guardados y ocultos; me armé de valor para soportar el dolor que me producía hacerlo. Tu padre me encontró en el suelo del baño y se dispuso a entender la situación por la que estaba pasando.

Al llegar por una nueva inseminación, ya que no lograba embarazarme, se percataron del acto desesperado que había intentado hacer y me dieron una sola advertencia; los métodos de castigo antes que nacieras eran un poco más drásticos, existía uno para cada pecado y pues el mío era ser empujada hacia un agujero muy profundo en la tierra, la mayoría de mujeres no sobrevivían a la caída, otras paulatinamente fallecían por falta de agua y alimento.

No era muy agradable la idea de que me empujaran en ese agujero enorme en el suelo, pero mi objetivo era claro, subí las varias escaleras para llegar al templo y sin mirar atrás, con todo lo que tenía que perder, fingí un accidente para que tu no tuvieras que pasar por todo este sufrimiento, sin embargo, estas aquí – sus ojos se llenaron de la expresión del cansancio y disgusto.

-sé que ahora no tengo mucho para ofrecerte, solo un objetivo, que sirve mucho más de lo que puedas encontrar en este asqueroso lugar- se pone de pie y me ofrece un semblante de guerra, único en ella, que no había reconocido jamás- te daré tu libertad cruzando los muros.

Presunta Libertad

Corro lo más rápido que puedo, mis pies me arden y mi corazón está a punto de salir de mi pecho. Un camión enorme está detrás y está tan cerca de atraparme como yo lo estoy de decaer. En la lejanía observo el muro, que no es tan grande como lo dicen los rumores. De un salto alcance la parte más alta y pude subir todo mi cuerpo en la pared superior para poder dar una mano a Pablo para que igualmente suba, aunque mi fuerza no fue de mucha ayuda, la agilidad de mi compañero nos ayudó a llegar más allá de las altas paredes que comprimían nuestro mundo.

Al parecer el camión había regresado y no tomó importancia a dos prófugos de la mala justicia, a pesar de ello no paré mi ritmo torpe de escape, tenía la breve impresión de que aún estaban detrás, aguardando por mi triste rendición.

- ¡somos libres! - Pablo gritaba a todo pulmón, sonreía a pesar del sudor que resbalaba como un chorro por su rostro. Aquellas palabras fueron necesarias para también hacerlo, expulse cada partícula de dolor, tristeza, horror y pánico que había acumulado por años en el yugo de lo que se suponía debía considerar como un hogar. No podía parar de gritar todos esos malos momentos de depresión y augurio, Pablo tomó mi cara e hizo los mismos gestos que yo realizaba con un alarido que parecía que pronto terminaría rompiendo su garganta.

No había notado el paisaje por el pavor que sentía a cada paso de huida, pero al detenernos puedo divisar como hay pequeñas plantas de un color muy distinto a todos los que había presenciado, como la tierra, pero más claro; a la distancia se podía ver una carretera, continuaba como una línea recta hacia el sol que estaba a punto de retirarse para que la noche ocupara su lugar. Ahí estaba, dibujada en mí una sonrisa, la primera que había sido completamente real después de mucho tiempo; se la muestro a Pablo para que por lo menos en su mente quede guardada la imagen de la verdadera felicidad.

- ¿Cuál es tu historia? - él mira las estrellas del cielo con una ilusión fantástica.

- ya te lo conté. Mi madre había hablado con la tuya de una posibilidad de llegar a los muros y salir de aquí, me mostró un mapa de los túneles que conectaban el templo con la respectiva salida de la zona…- el me mira perplejo.

- yo hablo de porque carajos decidiste escapar- aún no me acostumbro a decir esos tipos de palabras.

- tengo el ideal que más allá, en el camino, habrá una mejor oportunidad de la que teníamos en esa prisión- tengo una gran fe de que el mundo se habrá ajustado mejor en algún lugar- ¿y tú?

- digamos que tengo ciertos gustos excéntricos muy adelantados a nuestra época, mi madre temía por mi seguridad- la noche la pasamos entre las pequeñas plantas. Hasta ahora no he visto ningún animalito recorrer las cercanías.

Caminamos durante días sin encontrar nada más que plantas y atardeceres maravillosos, al transcurrir el séptimo día las provisiones ya estaban por agotarse así que las redujimos.

Nuestra travesía tuvo un giro inesperado al octavo día, ahora caminábamos en un sector lleno de rocas grises y gigantescas, por las cuales eran muy difícil de continuar. Pablo está caminando muy por delante porque yo me encuentro muy cansado, estos días las lluvias no han sido muy recurrentes y el agua también se agota, no obstante, todo transcurría de maravilla hasta que Pablo saltó sobre una enorme roca.

Al saltar la roca hizo un pequeño click y solo pude ver como mi amigo se elevaba por el cielo, como si estuviera volando. Pedazos de piedras saltaron hacia mi rostro y solo pude acurrucarme en el suelo, esperando a que todo haya terminado. En la oscuridad escuchó los gritos desgarradores de mi compañero en la distancia; me levanto de un salto y corro hacia donde probablemente aterrizó.

La enorme roca había acompañado su vuelo, se encontraba sobre toda su pierna, la sangre fluía por chorros como una manguera. Me asusto tanto que únicamente puedo gritar con él.

Intenté realizar ataduras alrededor de su muslo para intentar que la sangre parará, pero fue inútil. Veía como su color natural desaparecía y su visión se entrecortaba con cada lagrima que producía.

-cuéntame como es el mundo que esperas encontrar- Pablo es nada más que un alma aferrándose a lo poco que tiene que ofrecer su moribundo cuerpo.

-lo más importante son los colores que existen, son muchos y de diferentes escalas, hay personas que se mueven ridículo, con una canción que hace que quieras moverte como ridículo- Pablo intenta reír, pero la descompensación no le permite- la comida debe ser espectacular, me imagino que será como todos los polvos que consumimos mezclados en uno solo, todos se entrelazan y pueden tocarse sin miedo- miro su rostro ahora inexpresivo.

- ¿Cómo te entrelazas? - difícilmente puede articular las palabras. Tomo su cabeza y la coloco en mi pierna mientras intento colocar mis brazos por debajo de sus axilas- mi madre lo llama abrazar.

Me quedo con el hasta que las estrellas pintan el cielo oscuro. Me acuesto a su lado y lo vuelo a abrazar.

-Madre ¿puedes cantarme una canción? No puedo dormir todavía, solo por esta vez- me asombra lo desgarrador de sus palabras, de mi padre fue casi instantáneo, pero él tenía horas que no se dejaba llevar. Cumplo su deseo y canto una de esas canciones que encontré en el cubo que mi padre había dejado en el baúl. El ríe e intenta seguirla, pero su debilidad no le permite.

Por la mañana sus ojos se encuentran fijos en las nubes y sus labios están demasiado secos. Lo miro con melancolía e ira, no puedo hacer nada por la mejor persona que he conocido en esta vida.

-Alexander, tienes que hacerlo ahora- traga algo de sangre que corría por sus labios- hazlo por mí.

Lo estuve pensando durante horas, pero nunca me imaginé que me lo pediría; mi madre nos había instruido en estos momentos, donde no hay escapatoria, y es la única solución para aliviar el dolor. Tomo una especie de tubo pequeño entre mis manos, inhalo y exhalo tres veces, a la cuenta de cuatro introduzco el tubo dentro del cuello de Pablo, produciendo que la sangre estalle por todo lugar.

-piensa en lo bonito es el lugar soñado Pablo, todo está lleno de colores y puedes hacer lo que tú quieras. No estás solo ahora porque yo estaré contigo amigo- Pablo se fue con una alegría excepcional presente en su corazón y en sus labios.

Corro con desesperación entre las rocas, sin que me importe caer en nueva trampa. Cada vez se hacen más pequeñas hasta que me encuentro en con unas piedras minúsculas de color negro. Mis ojos se hacen borrosos y termino boca arriba intentando mantenerme de pie. En el cielo encuentro algo muy grande que suena sumamente extraño.

En Casa

Un cuarto tan claro como donde asesinaron a esas pobres cinco almas; mis ojos estallan por el dolor que causaba esa habitación en mi subconsciente.

Una pequeña cama y un uniforme como todos los días son lo único que tengo. Intento mantener la compostura, pero lo único que hago es gritar el nombre mi amigo sin sentido alguno. Estoy confundido, asustado y deseando estar en otro lugar.

-levántate- un hombre de negro, como los que nos perseguían en las orillas del muro, me encuentra en un rincón llorando desconsoladamente- tienes a alguien con quien charlar.

Aunque me encuentre tremendamente asustado, su falta de empatía y seriedad me genera cierto tipo de regocijo.

Camino entre varios salones de un color blanco más denso, casi parecía el color de las pequeñas plantas que encontramos más allá del muro; al final de los pasillos me recibe un hombre muy anciano en un enorme escritorio.

-bienvenido Uno- no importa que me encuentre nauseabundo, comprendo que he regresado al maldito lugar que tanto quería escapar- tengo una simple pregunta para ti, puedes asentir con tu cabeza si es que así prefieres.

No puedo reconocer el escenario en el que me encuentro, cada momento que pasa mi estabilidad toma un giro inesperado y me permito analizar la situación; no obstante, al tratar de pensar en algo diferente o intentar razonar las palabras de emanan de su boca, mis pensamientos dan un giro hacia las grandes ventanas que están detrás del escritorio del anciano.

 - ¿intentabas cruzar el muro? - una pregunta tan sencilla y confusa que me lleva a asentir sin ni siquiera meditarlo por un segundo.

- por la orden que se me ha autorizado, al ser el juez de la gran zona central, te sentencio número Uno, a una eternidad dentro de tus pensamientos- no comprendía la magnitud de ese castigo, sin embargo, una vez que las palabras fueron pronunciadas fui desvestido, arrastrado por varios pisos y pasillos, hasta encontrarme en un triste cuarto; sin paredes blancas que relucir, ni una gran cama para acoplarse. Todo pasó en un instante, y ya me encontraba en un cuarto de tierra con una puerta de madera, intentando recuperar la cordura.

No sé cuántos días pasaron, me encuentro envuelto en mis propias inmundicias y miseria. No he logrado ver la luz del sol en mucho tiempo, lo poco de claridad que tengo es cuando abren la diminuta ventana de la puerta de madera para facilitarme un tazón del suero que solía hacer con mi padre. Entre la tierra de las pequeñas paredes que me rodean, cae un pequeño chorro de agua; intento hidratarme lo más que puedo con las pocas gotas que me ofrece la celda.

Las primeras horas que estuve aquí fueron necesarias para recuperar nuevamente la estabilidad mental, y poder percatarme de todo lo que había sucedido. Nunca cruce el muro, porque no existe tal cosa.

Vuelo Ligero

Una gran luz brillante entra justo en mis ojos y me provoca cerrarlos de inmediato frente al dolor que me provoca. Dos grandes hombres con el mismo traje negro me levantan con el menor esfuerzo, nuevamente me arrastran entre los grandes pasillos.

Un gran chorro de agua me golpea contra el muro gris, mi delgadez debilita mi estabilidad hasta obligarme a mantenerme de rodillas implorando que se detengan.

Nuevamente estaba sentado frente al gran escritorio con el hombre anciano, quería conservar mi estabilidad para no decaer en la locura y aceptar cualquier trato que ellos me propongan.

-Te ha gustado la estadía en nuestras mejores habitaciones- sonríe con un descaro encarnado en sus dientes amarillos- ¿estás listo para hablarnos acerca de lo que tratabas de hacer?

Me niego a contestar, lo que conlleva que él solicite a uno de los hombres de negro un castigo por mi impertinencia. Me golpea el rostro como si toda su ira estuviera siendo descargada; aun así, me negaba a contestar, por el miedo que sentía de involucrar a todas las personas que me ayudaron. Golpe tras golpe me llevaron a caer de la silla, sin embargo, continuaron con los pies; los dos hombres por fin tenían una pequeña mueca como una sonrisa que les alejo completamente de su estado de seriedad innata.

 -yo quisiera hacer una pregunta- sentía como un líquido se deslizaba por mi rostro, pero no sabía de dónde provenía, la boca me sabía a sangre y no podía ver muy bien con el ojo derecho.

-si eso te lleva a compadecerte ante Dios, no veo cual puede ser el problema- está un poco sorprendido, pero aun así continua con su serenidad.

- ¿Por qué siguen con esta mentira si ya se han dado cuenta que no funciona? -  al no resistir tanta sangre dentro de mis mejillas, tiendo a escupir ese insípido sabor en el suelo.

- miles de personas han pasado por esta silla y han expresado tus mis sentimientos ¿Por qué serías diferentes? Esta nueva sociedad nos alejó del peligro natural, sobre todo del individuo que yace en cenizas a las afueras del muro. Nos hemos acoplado con satisfacción a un gran sistema que nos permite avanzar sin la necesidad del dinero ¿piensas que el pasado era perfecto? Había lugares peores que estos, no todo era lleno de colores y amor. Hemos neutralizado la capacidad cavernícola del ser, donde lo único importante era el placer de la carne y del dinero. El virus nos salvó de una extinción inminente- su emoción resalta su falta de empatía por los demás.

-te equivocas, nosotros ya estamos extintos- no deja expresar la sorpresa de mi interferencia – no pueden solamente callar a todos y encerrarlos a vivir como nos han obligado, aunque quieran ocultarlo, estamos debajo de sus pies mientras ustedes encuentran su objetivo de gobernar sobre el más pequeño.

- ¿de dónde sacaste toda esa información para defenderte? -  ahí estaba, su expresión de sorpresa ya se revelaba en su anciano rostro- retírense, ¡ahora! - inmediatamente los hombres de negro abandonan la habitación.

- la verdad no puede ser única y absoluta, debemos tener la capacidad de discutirla y contradecirla hasta que la podamos comprobar- lo único que puede detenerme ahora es otro golpe del hombre de negro- frente a la adversidad no debemos olvidar quienes somos, cual es la esencia de la humanidad que nos permitió en algún momento ser superior al resto de las especies. Deberíamos habernos levantado de las cenizas, resurgir entre todos los muertos para no perder la oportunidad de encontrar la estabilidad social; no se suponía que debíamos ocultarnos, retroceder y bloquear el progreso que tantos miles de años nos costó conseguir. Tuvimos el llamado de atención, pero lo entendimos en sentido contrario.

Mis palabras no fueron entendidas frente a los oídos sordo del anciano que lo único que guarda su corazón es melancolía frente a la vida que fue obligado a aceptar en un pasado. Ahora que tenía el mando era obvio que nadie podía rebajarlo a un mundo donde todos somos iguales, él había sucumbido al deleite del poder.

Ya había pasado nuevos días oscuros dentro de la celda de tierra. De repente el cambio fue efectivamente suspicaz; una vez que abrieron la puerta colocaron una bolsa alrededor de mi cabeza, me arrastraron por otros pasillos que no podía observar, vistieron el cuerpo desnudo de un hombre asustado. Parecía que ahora me habían colocado en uno de esos camiones que nos atacaron en las orillas del falso muro. No recuerdo el viaje, estaba inconsciente en todos sus momentos.

Varias horas o días habían pasado cuando por fin el recorrido tuvo su fin. Inmediatamente después de que me descubrieron el rostro pude admirar el gran muro que rodeaba nuestro tan limitado mundo y la majestuosa altura que poseía, con una gran cantidad de tierra seca por debajo de las gigantescas rocas que lo conformaban.

-Nadie más entra y nadie más podrá salir de la nueva identidad del ser humano- el anciano parecía mucho más decrepito bajo el gran sol ardiente. Hay una gran variedad de personas para presenciar mi sacrificio, en esta ocasión creo que únicamente seré yo quien encontrará el perdón de Dios.

-Estamos hoy presentes para llevar a cabo el final del gran proyecto que nos costó años construirlo- el anciano demuestra una emoción significativa y escalofriantemente alegre- el dulce aroma de la integridad de la esencia del ser, es aquella que nos lleva a los actos más deplorables para sobrevivir como especie. Hemos purgado el alma y ahora nos manifestamos ante los pies de la Pachamama para implorar su grato perdón; erramos al tratar de superar el intelecto de la naturaleza para reclamar lo que siempre ha sido de su propiedad. Como hijos de la tierra, quienes pedimos el regreso a su seno, suplicamos una vez más la dulce acogida que nos ha permitido aprender de nuestros pecados.

- El camino nuevamente se ha visto complicado por la autoría de nuestros más impuros deseos, rogamos una respuesta temprana y satisfactoria- un hombre aún más anciano toma la palabra.

Todos gritan, pero con un tono de alegría insuperable. Por primera vez miro que todos empiezan a moverse como en las canciones que se encontraban en el cubo, pero un poco más de decencia y varios saltos.

Finalmente comprendo mi propósito y la manera de alcanzarlo. Camino en línea directa al muro, sintiendo cada paso como una brisa en este calor infernal, los pies descalzos queman, pero no me preocupo por eso ahora. Al tocar la gran muralla, una mujer cubre mis ojos con una banda oscura.

-vuela tan alto como puedas, lo más lejos- me susurra la mujer despacio en los oídos- Trae paz al nuevo mundo.

La única manera de desenlazarme de aquí es escalando los miles de rocas acopladas entre sí. Los pies me tiemblan con tan solo sentir lo fría que puede llegar a ser la estructura; contra todos los pensamientos negativos me dispongo a subir, con cada piedra los dolores de mis músculos aumentan como si me atravesaran una varilla entre el brazo y la pierna. Mi cabeza arde con una presión gigantesca que me obliga a resbalar, resisto por más que el roce me produzca un sangrado intenso. En un segundo siento el cuerpo prevalecer frente a las circunstancias e inmediatamente me encuentro en el suelo. Mi respiración empieza a faltar, sin embargo, nadie se presta para ayudarme. Lo único que hago es intentar respirar y revolcarme entre mi propia miseria.

Al recuperar la respiración me concentró en gritar para mitigar la angustia de realizar de nuevo todo el camino que no había sido de mucho provecho.

-imagina la belleza de un nuevo comienzo- alguna de las mujeres grita a todo pulmón.

La energía llega por aquellas palabras, precipitadamente el augurio desaparece, encuentro nuevamente el valor para culminar mi viaje a ciegas. Con cada piedra recuerdo todo lo que mi abuelo, padre y madre comentaron sobre cómo podría ser la felicidad de estar en un lugar donde puedo sentir el verdadero afecto a cualquier hora del día, la música que podría oír en cualquier momento y moverme como si estuviera con una terrible picazón; las laceraciones ya no tienen sentido porque mis pensamientos rodean el sufrimiento para transformarlo en espereza. Podré saborear los deliciosos platillos que mi madre mencionaba con entusiasmo, además, aprenderé a reír hasta que mi estómago duela, controlar el momento en donde pueda sentirme triste o con ira, demostrando mis sentimientos a todos los que me rodean. Sentir los colores de la libertad apasiona mi ser para llegar a la cima.

Cuando intento descender resbalo por una superficie inclinada y termino sobre unas estructuras astillosas que penetran la piel de mi antebrazo. Me quito inmediatamente la venda, para encontrarme con una cantidad infinita de huesos de aquellos individuos inocentes que tan solo tenían terror de padecer frente al hambre y la locura.

Lo peor no fue ver un sin número de huesos en todo el recorrido del muro; después de los fragmentos óseos solo había tierra muy fina que formaba montañas pequeñas. Por donde quiera que desvíe mi mirada encuentro los mismos fragmentos montañosos. No hay plantas grandes o pequeñas emergiendo del suelo, no existen más colores que el de los huesos grises y la tierra como el sol.

Más allá, donde el sol empieza a ocultarse encuentro las mismas cantidades de tierra uniéndose al profundo cielo.

PARTE FINAL

El título nos genera una idea acerca de lo que abarcara la narrativa. El concepto dado por Tomas Moro en el siglo XVI, la utopía, es un tema que me llevo a producir cada momento de la historia.

Se relaciona los aspectos de cada momento de la narración con una utopía literaria, comunitaria y conservadora. Existe una estabilidad al mencionarla como un sueño social, ya que no existe una definición unificada. He tomado pequeños conceptos de este término para definir a la población de las zonas como una sociedad ordenada, con su respectivo fundador legislador.

A pesar de que se debería considerar una buena estabilidad con respecto a la utopía, no existe una comunidad en busca de un ideal social, solamente se refleja el aislamiento como una técnica para afrontar sus miedos por tener que confrontar la realidad nuevamente.

En sus fundadores podemos ver que su sueño hedonista, carece de sentido con el tiempo, pues se han dejado llevar por objetivos ajenos a los que en un inicio se formó el complejo; dando así testimonio sobre que lo ideal para todos no se construye individualmente.

El final de la historia tiene sentido metafórico y religioso, además, la opción de la religión lo he visto como un gran movimiento de los poderosos para poder oprimir al pueblo, se genera la idea de la religión, que como en el pasado, no permite avanzar el pensamiento humano, debido a que genera una solución a todas las problemáticas en la vida.

Aunque exista un gran compromiso por la técnica de distribución de bienes, ya que no existe ese sistema capital que generaba el provecho de las grandes empresas, se pudo mantener por años gracias a la existencia del miedo colectivo, que en nada tenía que ver la religión. El terror de nuevamente tener que pasar por una pandemia que arrase con los sistemas que se han establecido, hacía que todos se queden en sus hogares, establezcan contacto por lo menos a medio metro de distancia y tengan mucho rigor con respecto a la integridad de la higiene. 

La mala interpretación de que la perfección debería ser asumida por los ciudadanos, era lo que produjo el declive del sistema, ya que no se debe basar en la ciudadanía, más bien en la integridad y mejora de las instalaciones.

Al percatar la naturaleza en la cual se ven envueltos los personajes, llevaría a pensar que se encuentran terraformados en Marte, como lo indicó en sus escritos Kim Stanley Robinson. Así que dejaré esos pensamientos fantásticos a los lectores.

Lo que más me gusto abordar fue la idea de la concepción de las emociones. Al notar que solo existe colores oscuros y básicos, nos lleva a pensar en la depresión y sufrimiento que llevaban nuestros personajes. Sin embargo, al momento de salir, Pablo y Alexander se encuentran con las plantas amarillas y el atardecer rojizo, por lo que pensamos en la felicidad que traía la libertad. El color rojo también se utilizó en la puerta y dentro del templo como significado de felicidad, pero que el protagonista interpretó de distinta manera.

He pretendido jugar con la arquitectura que se debería apreciar en una sociedad que se establezca como utópica. Lugares con una sola forma geométrica, que tienen una orientación trascendental a la realidad actual, tienden a destruir el orden predeterminado, asegurando una nueva estabilidad.

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